La Gibson Les Paul Custom no solo es un instrumento estéticamente bello. Es cómoda de tocar, con una acción estupenda, buena construcción... y, sobre todo, su sonido. Qué sonido!!. Esto es puro rock. Al tocarla te das cuenta de por qué tal o cual canción de tu grupo favorito sonaba como sonaba. Sus pastillas son un cañón, que dispara en la dirección de los sonidos míticos del rock: desde rock clásico a punk, pasando por hard rock o powerpop. Aunque, si lo necesitas, también maneja sonidos limpios con facilidad y potencia.
Tengo muchas guitarras, incluidas dos Gretsch de gama alta (Nashville y SilverJet); son geniales, y cada una se adapta a un estilo. Pero ninguna es como la Gibson Les Paul Custom. Se nota al enchufarla a casi cualquier ampli (la he tocado con Orange, Marshall, Fender, Vox y Mesa Boogie, y con todas es brillante, apenas necesitas toquetear los potenciómetros para lograr un gran tono). Acordes abiertos, con cejilla, solos o palm mute, esta guitarra suena a...lo he dicho antes: puro rock. Excelente.
Como extra, venía con un estuche Gibson de alta calidad. Buen añadido, aunque lógico y esperable, dada la gama y precio de la guitarra.